Advertencia: Para este post tratamos de encontrar fotos feas de estas chicas pero al final se hizo lo que se pudo.
Una de las cosas que más me duele leer, y que leo más seguido de lo que quisiera, es que la protagonista de Fringe es fea. Yo supongo que lo dicen por sus orejotas, su boca ancha y su gran nariz. Tal vez sea que porque como buena agente del FBI jamás va por ahí con tacones a menos que esté en una misión secreta. Tal vez son las chaquetas que usa o el insípido peinado de pelo suelto, trenza o cola de caballo. Tal vez sea su voz ronca y su ceño fruncido. No lo sé, no me voy a extender aquí sobre lo que yo considero belleza en una mujer. Pero les aseguro que todo lo que he enumerado hace parte de los puntos a favor que yo encuentro en Olivia Dunham y no lo contrario.
Si algo me enamoró del personaje que interpreta Anna Torv en estos momentos es que es una agente del FBI hecha y derecha. Y sí, eso implica que su prioridad sea su trabajo. Aunque sea una mujer. Porque parece que la opinión general pide a gritos que las protagonistas de las series, y más si son heroínas de acción, antes que cualquier otra cosa deban ser: bonitas. (Oh, cuánto hemos retrocedido desde Ripley). Y lucir sexy. Y mostrar su fragilidad y sentimientos. Y poner el corazón delante. Creo que Broyles ya la hubiera despedido.